Descubierta por accidente, la oruga que se alimenta de plástico podría ser una solución rápida para degradar el polietileno, que se encuentra en los plásticos no biodegradables.
Una oruga que come bolsas de plástico podría ser la clave para combatir la contaminación ambiental, dicen los científicos.
La inusual criatura dietética fue descubierta casi por accidente, pero ahora los investigadores quieren usar Galleria mellonella, la polilla del panal, para desarrollar una forma rápida de degradar el polietileno que se encuentra en muchos plásticos no biodegradables.
100 orugas de Galleria mellonellada son capaces de consumir 92 miligramos de plástico en una hora, reveló un equipo del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria, España.

Los científicos han notado que las orugas tienen la capacidad de degradar el plástico después de sacarlas de una colmena (donde normalmente se encuentran comiendo cera de abejas) y colocarlas en bolsas de plástico. En poco tiempo, las bolsas estaban llenas de agujeros y las orugas escaparon.
“Nuestro estudio es el primer trabajo científico que revela una especie capaz de degradar el plástico a través de la despolimerización química del polietileno”, dijo Federica Bertocchini, una de las investigadoras.
Estos bichos podrían estar digiriendo el plástico de la misma manera que digieren la cera de abejas, sugieren los científicos, usando enzimas especiales en sus intestinos y rompiendo los enlaces químicos.

¿Solución o problema?
Si bien puede ser tentador crear miles de estas criaturas y ponerlas a trabajar en basureros de todo el mundo, los científicos tendrán que ser más estratégicos. Galleria mellonellada representa una gran amenaza para las poblaciones de abejas, gracias a su apetito incontrolable por su cera.
En cambio, la clave será sintetizar una sustancia basada en la biología de las orugas que pueda eliminar los desechos plásticos de forma natural.
“Estamos planeando implementar este descubrimiento de manera viable para acabar con los desechos plásticos, trabajando en una solución para salvar nuestros océanos, ríos y todo el medio ambiente de las consecuencias inevitables de la acumulación de plástico”, dice Bertocchini.
«Sin embargo, no debemos sentir que podemos arrojar deliberadamente polietileno a nuestro medio ambiente simplemente porque ahora sabemos que tenemos formas de degradarlo», agrega.