Con malas cosechas, aumento de la deuda pública y nula modernización de la economía, Francia atravesó un proceso de cambio en el siglo XVIII y tuvo al pensamiento ilustrado como uno de sus principales referentes.
Hoy haremos un recorrido por la historia. En este viaje a través del tiempo seguiremos una revolución muy importante para la actualidad. Veremos los eventos que llevaron a la Revolución Francesa en 1789 y el derrocamiento del gobierno de Luis XVI. Algunos historiadores afirman que este movimiento es el comienzo de la edad contemporánea.
Cabe recordar que la Revolución Francesa tuvo lugar en el siglo XVIII, y en este contexto con el gobierno de Luis XVI, fue la máxima representación del estado, teniendo en sus manos los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. De manera que la población francesa quedó dividida en tres estamentos diferentes, el primero formado por el alto clero, el segundo por los nobles y el tercero por la población que constituía el 98% del pueblo francés.
Bajo el rey, los dos primeros estados estaban exentos de pagar impuestos, a los que la población que formaba el tercer estado era la única que pagaba impuestos. Sin embargo, la mala gestión de Luis XVI, acabó generando dos crisis, siendo la primera en el campo por las malas cosechas y que derivó en una inflación del 62% y la otra, una crisis financiera, por la elevada deuda pública, por no haber una modernización económica y la falta de inversión en la industria.
Con todo ello, el desgaste del gobierno era evidente, y los miembros del tercer poder apoyados por el pensamiento ilustrado de igualdad, libertad y fraternidad, exigían al rey una respuesta y unos derechos más amplios.
Luis XVI se vio obligado a convocar la Asamblea de los Estados Generales el 5 de mayo de 1789, para definir los rumbos que seguiría el país a partir de allí.
Con el estado y el alto clero votando a favor de sus beneficios, la burguesía y los trabajadores estaban descontentos con lo que se estaba haciendo.
Entonces, el tercer estado convocó una Asamblea Nacional para hacer una nueva constitución francesa, sin embargo, la idea no fue aceptada por el rey, la nobleza y el alto clero.
Toma de la Bastilla

Sin respuesta del estado y del alto clero y la nobleza, la población se armó y el 14 de julio de 1789, después del combate, tomó la prisión de la Bastilla.
El cual fue el principal símbolo del antiguo régimen. Tras la toma de la Bastilla, el 4 de agosto, se convocó la Asamblea Nacional que, mediante decretos, cortó los privilegios que tenían la nobleza y el alto clero, como la exención de impuestos y el monopolio de las tierras fértiles.
Otro detalle importante en la Asamblea Nacional fue el decreto de los derechos del Hombre y del Ciudadano, que afirmaba que los ciudadanos franceses dejarían de ser súbditos del rey. Dos años después de tomar la Bastilla y derrocar al gobierno, se promulgó la primera constitución francesa.
Luis XVI es llevado a la guillotina

Con la revolución en curso y la primera constitución promulgada, el rey Luis XVI se vio obligado a aceptar lo que proponía. Sin embargo, junto con los nobles y las monarquías de Prusia y Austria invadieron Francia a la que el nuevo gobierno declaró la guerra en 1792.
Al descubrir que el rey Luis XVI era uno de los responsables de la invasión austríaca y prusiana, la población invadió el Palacio de las Tullerías, arrestando al rey y a toda su familia, siendo él y su esposa María Antonieta condenados a la guillotina en 1793.
Con el rey y la reina asesinados por la guillotina, la monarquía constitucional llegó a su fin, y también se disolvió la Asamblea Constituyente.
Sin embargo, quienes esperaban la calma después de todo lo sucedido, verán surgir un período conocido como terror, que va de 1792 a 1794, marcado principalmente por el radicalismo jacobino.
Fue recién en 1795 que la burguesía retomó el poder y se promulgó una nueva constitución, estableciendo la fase del Directorio dentro de la revolución francesa, que los jacobinos volverían al poder de manera radical.
Napoleón Bonaparte

En este momento aparece el general más joven de la revolución y con gran protagonismo, Napoleón Bonaparte, y en el año 1799, tras regresar de Egipto, y encontrar un escenario propicio para derrocar al gobierno, se convierte en dictador con el golpe de Estado del 18 de Brumario.
Permaneciendo así en el gobierno de 1800 a 1815 cambiando el escenario político del continente europeo y expandiendo el ideal nacionalista a varias regiones del mundo, acabando con la revolución francesa.