El sonido de las personas masticando puede volver locas a las personas, y ahora los científicos han descubierto la explicación neurológica de esta extraña condición. Si te irritan los sonidos como los que se hacen al masticar la comida, probablemente
El sonido de las personas masticando puede volver locas a las personas, y ahora los científicos han descubierto la explicación neurológica de esta extraña condición.
Si te irritan los sonidos como los que se hacen al masticar la comida, probablemente seas parte del 20% de la población que padece la condición llamada misofonía.
La misofonía describe las emociones irracionales que surgen en algunos de nosotros cuando escuchamos ciertos ruidos repetitivos producidos por quienes nos rodean. Las personas con esta afección experimentan molestia o incluso ira al hacer clic en un teclado, el sonido de una bolsa de bocadillos al abrirse o el rechinar de dientes.
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Un estudio publicado en el Journal of Clinical Psychology en 2014 sugirió que Misophonia podría afectar hasta al 20 por ciento de la población, mientras que un estudio de 2015 en Australasian Psychiatry argumentó que la condición estaba asociada con el trastorno obsesivo compulsivo y la ansiedad.
Ahora, un equipo dirigido por investigadores de la Universidad de Newcastle en el Reino Unido ha encontrado evidencia de cambios en el lóbulo frontal del cerebro que podrían explicar la respuesta emocional desencadenada por los sonidos en las personas con misofonía.
Si bien la persona promedio puede sentirse levemente incómoda con estos sonidos, tener misofonía convierte un sonido molesto en una experiencia agonizante, ya que el sonido se propaga a través de diferentes partes del cerebro, por ejemplo, las áreas que nos dicen cuándo luchar o huir.
El líder del equipo, Sukhbinder Kumar, describió el impacto de su descubrimiento: «Para muchas personas con misofonía, esta será una buena noticia, ya que por primera vez hemos demostrado una diferencia en la estructura y función del cerebro en los pacientes».
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Desafortunadamente para aquellos con misofonía, el avance no viene con una cura fácil. Sin embargo, podría ayudarnos a empatizar y considerar masticar con la boca cerrada
Artículo publicado en Science Alert .
Imágenes: Shutterstock.