La diferencia entre suelo orgánico e inorgánico está en la composición de cada uno, pero ambos se complementan a la hora de buscar la fertilidad.
Antes de hablar de suelo orgánico e inorgánico, es necesario entender qué es el suelo. El suelo es la cubierta que cubre la superficie del planeta y se encuentra entre la corteza terrestre y la atmósfera.
Está formado esencialmente por materia orgánica (moléculas de origen animal y vegetal) y materia inorgánica (de origen mineral). La formación de un suelo puede deberse a la acción del clima oa factores biológicos.
El agua y los gases también entran en la composición del suelo, que son esenciales para la formación de los poros que caracterizan cada terreno.
La composición del suelo
Si tomamos como base la composición del suelo, tendremos dos formas de definirlo. Una se basa en la composición final que puede dar lugar a suelos arcillosos, arenosos, etc. La otra definición se basa en el análisis químico, que analiza el material orgánico e inorgánico del suelo.
En los procesos de formación de suelos, puede ocurrir una gran remoción de sílice, transporte de arcilla o migración de aluminio. También puede ocurrir un exceso de agua, entonces el proceso se llama gleización.
El Suelo Orgánico
El suelo orgánico es aquel compuesto de materiales orgánicos, es decir, que alguna vez fueron organismos vivos en la naturaleza. Por tanto, se originan a partir de la descomposición de animales, vegetales y microorganismos, que al final del proceso se convertirán en suelo.
Esta materia orgánica puede originar humus o turba, según la presencia o ausencia de oxígeno. El humus es un material oscuro que fertiliza el suelo y es depositado allí en estado aeróbico (presencia de oxígeno) por los animales.
La turba es una materia orgánica que se forma por procesos anaeróbicos (sin oxígeno) a través de hongos, bacterias y otros microorganismos. Las plantas prosperan mejor en un suelo como este, lo que lo hace adecuado para la agricultura.
El suelo inorgánico
El suelo inorgánico tiene en su formación la materia inorgánica, que son los minerales formados por la separación de partes de rocas. Este proceso puede ocurrir a través del viento, la lluvia o los cambios de temperatura en sí.
En geología, los minerales inorgánicos del suelo se denominan coloides inorgánicos y contienen diferentes tipos de elementos. Estos no son suelos adecuados para la siembra, ya que las verduras no suelen sobrevivir allí. Esto es lo que sucede en el suelo arenoso del desierto.
Por otra parte, entra en la composición de los suelos orgánicos para equilibrarlos y convertirlos en ambientes fértiles. Es que el suelo puramente orgánico puede no ser absolutamente fértil, ya que la presencia de compuestos inorgánicos ayuda en el equilibrio.
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