Cómo la Revolución Meiji convirtió a Japón en una potencia mundial

La Revolución Meiji logró sacar a Japón del aislamiento mundial del Sistema Feudal y lo lanzó a una era industrial de gran prosperidad.

La Revolución Meiji (o Restauración Meiji) puso fin al Shogunato Tokugawa, la dictadura feudal que gobernó Japón desde 1603 hasta 1868.

Fue una época de cambios en diversas áreas como política, educación, religión, economía, social, etc.

Con la Revolución, Japón se convirtió en el primer estado-nación asiático moderno con desarrollo social y económico.

Contexto histórico

En el siglo XIX, Komei era el emperador de Japón. Conocido como una persona opuesta a la presencia de extranjeros en el país, así como a la apertura de puertos.

Pero no era el Emperador quien administraba, sino los señores feudales, dueños de grandes extensiones de tierra. Es que la figura del Emperador estaba asociada a una divinidad y no debería meterse en temas políticos.

Quienes gobernaban realmente eran los líderes políticos conocidos como Shoguns o Bakufus. La familia Tokugawa Shogun estuvo en el poder desde 1603 hasta 1868, ubicada en la ciudad de Edo, que ahora es la capital, Tokio.

La llegada del escuadrón estadounidense.

En julio de 1853, un escuadrón de cuatro barcos de los Estados Unidos hizo un aterrizaje sorpresa en la bahía de Edo. El comandante exigió que los puertos japoneses se abrieran de inmediato.

Aber Masahiro era miembro del shogunato Tokugawa y jefe supremo del consejo. Incapaz de reaccionar ante los estadounidenses, debido a la debilidad militar, cedió a sus demandas y autorizó la apertura de dos puertos.

Esto causó un gran revuelo en Japón y la autoridad del shogunato comenzó a ser cuestionada de una forma sin precedentes.

El propio emperador Komei se irritó por la proximidad de los extranjeros y empezó a hablar en contra de los tratados firmados, y esto tampoco había sucedido nunca.

Con la muerte de Komei, su sucesor fue Meiji.

Insatisfacción con el atraso japonés

El emperador Meiji no estaba satisfecho con la centralización de los shogunes y quería cambios sociopolíticos.

La única forma de alterar la realidad era unirse a otro grupo, el Daimyo, para iniciar una guerra civil.

Los shogunes incluso intentaron modernizar Japón, pero todas sus acciones no dieron resultados satisfactorios.

El hecho de que cedieran a las presiones de los Estados Unidos demostró la debilidad militar y esto animó a los rebeldes a la insurrección.

El lema de aquellos que deseaban derrocar a los Shoguns era que el Emperador Meiji era divino y su poder necesitaba ser restaurado.

La guerra Boshin y el fin del shogunato Tokugawa

En enero de 1868 estalló la Guerra Boshin o Guerra del Año del Dragón. Y en la Batalla de Toba Fushimi, el Shogunato Tokugawa fue derrotado por la Oligarquía Daimyo.

El conflicto terminó a principios de 1869 con el asedio de Hakodate Hokkaido. Con la rendición de los Shoguns, se completó la Restauración Meiji.

En realidad, la figura del Emperador siguió siendo simbólica, sin ningún poder de decisión. Lo que sucedió fue una migración de mando, que salió del Shogunato Tokugawa y se fue al Daimyo.

La batalla de Toba Fushimi estuvo representada en el cine por la película El último samurái, protagonizada por Tom Cruise.

Las consecuencias de la Revolución Meiji

Después de la Revolución Meiji, Japón no se cerró de nuevo ni expulsó a los extranjeros, sino que invirtió en industrialización y modernización.

Las industrias surgieron en masa cuando el gobierno invirtió en ferrocarriles y construyó puertos modernos. Esto garantizó puestos de trabajo, además mantuvo a la gente satisfecha.

Los productos de la industrialización se vendieron en el mercado internacional a precios competitivos, mientras que Japón obtuvo muchas ganancias.

Japón, que hasta mediados del siglo XIX fue feudal, entró en el siglo XX como una potencia económica mundial. Tanto es así que se puso del lado de Alemania e Italia en la Segunda Guerra Mundial.

Hubo evolución no solo en la economía, sino también en la educación, la religión, la sociedad, etc. Al final de los cambios, Japón se había convertido en el primer estado-nación asiático moderno.

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