Si pensabas que las manzanas solo servían para comer, estabas equivocado. Para el biofísico canadiense Andrew Pelling, la fruta tiene otros fines. Ante las inmensas listas de espera para trasplantes, es fundamental que la ciencia encuentre nuevos caminos
Si pensabas que las manzanas solo servían para comer, estabas equivocado. Para el biofísico canadiense Andrew Pelling, la fruta tiene otros fines.
Ante las inmensas listas de espera para trasplantes, es fundamental que la ciencia encuentre nuevas vías para solucionar el problema.
Andrew Pelling vio no solo en las manzanas, sino también en otras frutas, verduras e incluso flores, una posibilidad de reconstruir el cuerpo humano.
Además de la investigación en el campo de los trasplantes humanos, la medicina regenerativa está creciendo considerablemente.
En su investigación, el biofísico eliminó todas las células y el ADN de una manzana, dejando solo la estructura de celulosa. Presente en todos los vegetales, la celulosa es la encargada de dar soporte y rigidez a las plantas, y no es digerida por el cuerpo humano.
Luego, el equipo «esculpió» la manzana en forma de oreja y usó el «esqueleto» de celulosa para implantar células humanas, recreando la oreja.
Entonces solo fue implantar la estructura de celulosa en un conejillo de indias y observar la formación de vasos sanguíneos, ¡éxito!
La técnica es sumamente prometedora, ya que las estructuras que se utilizan hoy en el mercado pueden ser muy costosas, entre US$ 30 y US$ 1.500 por centímetro cuadrado. El “esqueleto” de celulosa cuesta centavos por dólar.
Un camino prometedor: la medicina regenerativa
En las últimas décadas la medicina regenerativa ha ido creciendo, los médicos ya son capaces de producir vejigas y tráqueas de forma artificial en laboratorios, y ahora trabajan para producir órganos más complejos.
Artículo publicado originalmente en Uol .
Imagen: BBC