La burocracia es una forma de realizar actos, especialmente en la administración pública, y hasta es beneficiosa, pero su exceso perjudica al pueblo.
La burocracia es la forma en que se llevan a cabo las actividades en la administración pública o privada. En toda empresa es necesario cumplir un mínimo de reglas, de lo contrario cada uno haría lo que quisiera.
La crítica negativa que actualmente se le hace al término se refiere al exceso de formalismo y reglas que impiden las acciones. Un Estado perdido en la burocratización no puede entregar un servicio satisfactorio a sus gobernados.
No se puede imaginar, en el mercado competitivo contemporáneo, una empresa privada burocrática, y este fenómeno se restringe entonces al servicio público. Brasil es un ejemplo de Estado que necesita urgentemente desburocratizar sus órganos.
Contexto histórico
La palabra burocracia proviene del francés “bureau”, que significa oficina, y del griego “krátos”, que significa poder o dominio. La creación del término se atribuye a Jacques Claude Marie Vincent, un funcionario del gobierno francés en el siglo XVIII.
Habría inventado la palabra en 1740 para burlarse de la forma en que las oficinas públicas manejaban el expediente. Dijo que era una cuarta forma de gobierno, por eso lo llamó así.
Fue Max Weber, sin embargo, quien le dio a la burocracia un significado más moderno, incluso creando principios que deberían regirla. Resulta que se ha convertido en sinónimo de lentitud en la tramitación de asuntos en los organismos públicos. Adquirió así una connotación peyorativa, que remite precisamente a la creación del término por Claude.
La burocracia de Max Weber

Fue el economista alemán Max Weber quien creó la llamada Teoría de la Burocracia. Su objetivo era explicar la forma en que las empresas y los gobiernos se organizan. En el concepto de Weber, es una organización basada en reglas y procedimientos regulares. También existe la atribución individual de responsabilidad y división de tareas, debiendo observar la especialidad.
Su teoría se centra en siete principios, a saber, división del trabajo, formalización de reglas, impersonalidad y jerarquía. Además de competencia técnica, separación entre propiedades y, finalmente, previsibilidad de cada empleado.
También enseñó que los funcionarios que ocupan cargos burocráticos son servidores públicos. Deben ser admitidos de acuerdo con su competencia técnica, además de calificaciones específicas.
Estos empleados deben cumplir su deber guiados por las normas y reglamentos escritos, así como observar los códigos de jerarquía y disciplina.
Burocracia en la Administración Pública
La burocracia es necesaria para el buen desempeño de la administración pública, en cualquier contexto. Cuanto más protegida por normas esté la gestión de lo público, mejor. Imagine la aplicación de fondos, por ejemplo, del poder ejecutivo, sin apoyo técnico.
Lo que Jacques Claude Marie Vincent criticaba y Max Weber trataba de evitar era el exceso. El servicio burocrático con más regulación de la necesaria pierde su finalidad, ya que el ciudadano no tiene acceso a él.
En su exquisita obra titulada El castillo, Franz Kafka exploró bien el tema. Una persona quiere llegar al castillo, que está situado en lo alto de una colina. Pero se da por vencido, desanimado por la cantidad de distribución que tiene que pasar antes de llegar allí.
Hoy en día, es difícil ver una empresa privada con demasiados trámites burocráticos. La competitividad en el mundo de los negocios derrumbaría una empresa que no fuera dinámica. Por tanto, la burocratización contemporánea se restringe al organismo público.
Burocracia en Brasil
Ciertamente, Brasil heredó el rigor de la burocracia de su colonizador. El sistema administrativo portugués se aplicó plenamente en la colonia, incluida la legislación. El Imperio también era extremadamente burocrático, todo transcurriendo en ese estancamiento característico del siglo XIX.
Ocurrió lo mismo con la Antigua República, con el Café do Leite Policy , con notariales repartidos entre patrocinadores políticos. Un sinfín de departamentos, sellos y estampillas hacían la vida un infierno a quienes necesitaban el servicio público.
Después de la Revolución de 1930, Getúlio Vargas quiso modernizar Brasil y por eso implementó una reforma burocrática pionera. Entre 1979 y 1986 existió el Ministerio de Desburocratización, organismo comprometido con la agilización de la gestión pública.
En este sentido, la Constitución Federal de 1988 es fuertemente criticada, ya que representó un retroceso burocrático en varios dispositivos. La nueva Carta Magna no quiso seguir la tendencia estatal de la administración pública gerencial, prefiriendo la clásica burocrática.
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