Absolutismo: ¿qué fue y dónde ocurrió?

El absolutismo es un término que se refiere al poder ilimitado en manos de un rey. Nació de la unión entre los monarcas y la clase burguesa.

Entre finales de la Edad Media y principios de la Moderna, Europa experimentó transformaciones sociales, económicas, políticas y culturales. Si antes la gente vivía aislada en los señoríos, poco a poco se fue produciendo el renacimiento comercial.

Con eso nació una burguesía fuerte. Y los reyes, que dependían de los señores feudales, vieron en la naciente clase burguesa una oportunidad para aumentar su poder. Estos fueron los primeros pasos hacia el absolutismo.

espectáculos y burguesía

Resulta que aún existía el modelo feudal de organización y eso obstaculizaba los intereses de la burguesía. Por otro lado, los reyes querían deshacerse de los señores feudales, de los que dependían.

Estos intereses mutuos dieron lugar a una alianza entre el rey y la burguesía: esta última pagaba impuestos al primero ya cambio recibía su protección.

Tal alianza condujo a la creación gradual de monarquías nacionales: países con sus propios idiomas, territorios y monedas definidas.

La formación de monarquías nacionales fue fundamental para el enriquecimiento aún mayor de la burguesía y para el aumento de la recaudación de impuestos para los monarcas.

verdadero poder sin limites

Luego vino la expansión marítimo-comercial, que permitió a los reyes ganar fortunas y hacerse más poderosos. Y la Iglesia Católica, que siempre fue un impedimento para el cambio, fue debilitada por la Reforma protestante.

Todos estos factores fueron decisivos para la creación del absolutismo, que era un sistema de gobierno en el que los reyes tenían poder universal, sobre todos los grupos sociales.

Fruto del proceso de centralización política de las monarquías nacionales europeas, el absolutismo fue un sistema político de la Edad Moderna. Sus principales características son: ausencia de división de poderes, poder concentrado en el Estado y política económica mercantilista.

En una monarquía absolutista, el rey tenía una relación de fidelidad con sus súbditos: todos, sin excepción, debían obediencia y respeto. Los monarcas podían juzgar y legislar libremente, simplemente invocando la mera voluntad del soberano. Cuestionar sus órdenes era un delito castigado con severidad.

Absolutismo en Europa

Entre los principales reyes absolutistas podemos mencionar a Enrique VIII (Inglaterra), Isabel I (Inglaterra) y Luis XIV (Francia), este último conocido por su famosa frase: “¡Yo soy el Estado!”.

Pero el máximo exponente del absolutismo fue el monarca francés Luis XIV (1638-1715), conocido como el Rey Sol.

Durante su reinado otorgaría premios en metálico e incentivos fiscales a la burguesía para favorecer a las manufacturas, y aplacaría la influencia de la nobleza repartiendo favores, pensiones y puestos de trabajo en la sede de la corte borbónica de Versalles, donde miles de vivirían los aristócratas subordinados a él.

De esta forma, Luis XIV logró controlar ambos grupos sociales.

Día de la Bastilla y Edad Moderna Temprana

El absolutismo prevaleció en la mayor parte de Europa entre los siglos XV y XVIII. Terminó cuando la gente tomó la Bastilla, donde estaban los presos políticos, durante la Revolución Francesa (1789). La burguesía y las clases populares derrocaron el régimen monárquico.

Se publicó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y nació también la división de la política en derecha e izquierda.

Interesante cómo existió y se extinguió el absolutismo, ¿no? Y aún en esta línea de investigación, no dejes de conocer la interesante historia del surgimiento de los términos derecha e izquierda .